Los monitores activos y pasivos son dos tipos de altavoces utilizados en configuraciones de audio profesional. La principal diferencia radica en su forma de amplificación y conexión.
Los monitores activos, también conocidos como altavoces autoamplificados, tienen amplificadores incorporados. Esto significa que no necesitan un amplificador externo para funcionar. Los monitores activos son convenientes y fáciles de configurar, ya que solo requieren una fuente de audio y alimentación eléctrica. Son ideales para estudios de grabación, salas de control y configuraciones de mezcla.
Por otro lado, los monitores pasivos requieren un amplificador externo para funcionar. Estos altavoces son conocidos por ofrecer un mayor grado de personalización y flexibilidad, ya que puedes elegir el amplificador que mejor se adapte a tus necesidades. Los monitores pasivos son comunes en configuraciones de audio en vivo y entornos donde se requiere una mayor potencia.
En resumen, la diferencia clave entre los monitores activos y pasivos es que los activos tienen amplificadores incorporados, mientras que los pasivos necesitan un amplificador externo. Los monitores activos son convenientes y fáciles de configurar, mientras que los pasivos ofrecen más opciones de personalización. Al elegir entre ellos, considera tus necesidades específicas, el espacio disponible y tu presupuesto.